¿Quién no recuerda haber heredado un abrigo de su primo mayor, un pantalón un tanto horrible de su vecino del quinto o absolutamente todo el vestuario de su hermana (aunque sus gustos y estilo no fueran los mismos)?
Cuando se trata de prendas infantiles es muy común usar ropa que ya haya pasado por otras manos. Alguna vez incluso hemos tenido que ir a comprar un par de parches rodilleros porque los “nuevos pantalones” (nuevos para nosotros pues llevaban en danza un tiempo) se habían roto en un par de días.
Con los adultos es diferente, si preguntáramos a nuestro alrededor seguramente encontraríamos quien asegura que tiene prendas de ropa que hace años que no utiliza, incluso alguna sin estrenar. Actualmente nos hemos auto-instaurado la necesidad de adquirir ropa constantemente, y esto no es demasiado sostenible… Heredar ropa usada deja de ser algo común. Y si se da el caso no lo comunicamos a los cuatro vientos, a ver qué van a pensar los demás si saben que nuestra ropa no es nueva.
Normalmente los terrícolas adquirimos prendas “nuevas de verdad”. Entre las tipologías de consumidor podríamos englobar estas dos:
A) Quien espera a comprar una camiseta cuando realmente la necesita y tiene en cuenta si el establecimiento es de barrio o si está ubicado en una gran superficie, el tipo de tejido, si sus fibras son de origen vegetal, si posee certificación de comercio justo, el país donde se ha confeccionado, la empresa que la comercializa, etc. Éste es el llamado Consumo Responsable o Consumo Consciente, teniendo en cuenta que cada una de nuestras decisiones y acciones tiene consecuencias y debería ser el patrón a seguir.
B) Esas miles de personas a las que les encanta ir a la moda y renovar parte de su armario cada temporada.
Sea cual sea nuestro perfil (A o B), existe una opción con denominador común: el INTERCAMBIO DE ROPA. Por supuesto este tipo de consumo no es nada nuevo, pero los últimos años ha proliferado en formatos variados, con sinónimos a cuál más atractivo:
- Fiesta del armario
- Feria de intercambios
- Mercado sin dinero
- Mercado de intercambio de ropa
- Mercado del regalo
- Banco de ropa
- Ropa comunitaria
Se organizan a nivel local en las plazas de nuestros pueblos y ciudades, entre grupos de amigas/os, en bibliotecas públicas, en asociaciones, en empresas privadas, etc. Cualquier lugar es ideal para quedar un rato y tomar un té mientras buscas un nuevo hogar para las prendas que hace siglos que quieren salir de tu armario. Y lo mejor es que saldrás de allí con alguna prenda seminueva sin ni siquiera haber abierto el monedero.
¡Así sí que da gusto renovar el armario y sin sentirnos culpables!
Pero en el siglo XXI los tiempos han cambiado y, aparte de asistir a una sesión de intercambio, también disponemos de aplicaciones de móvil y páginas web que nos facilitan el acceso a ropa y complementos usados sin tener que esperar a una fecha concreta. Son los mercados online gratuitos de ropa usada. Cuando nos vaya bien subimos las fotos de nuestras prendas y buscamos otras que nos gusten. Un ejemplo es VINTED, iniciada en 2008 y actualmente activa en 12 países, uno de ellos España.
Para evitar que tu ropa acabe sus días apolillada como fondo de armario o en el vertedero la puedes intercambiar, regalar, donar o vender. Y a la hora de adquirir una prenda la puedes intercambiar, alquilar o pedir prestada. En este último caso existen plataformas como LENDI, que permite pedir cualquier objeto, incluida ropa y complementos en préstamo.
En resumen, intercambiar ropa es una buena manera de:
- Ahorrar tiempo
- Ahorrar dinero
- Consumir reduciendo tu impacto ambiental
Asistiendo u organizando un mercado de intercambio de ropa disfrutarás de nuevos artículos sin coste alguno y lo mejor de todo, ¡sin un coste ambiental adicional!
¿Dónde quedamos para tomar un té y llevar mi vieja camiseta de los Fraggle Rock? ;·)