No es fácil decir que no, ni a las personas ni a las cosas. El consumismo nos rodea, está por todas partes y salir de esa espiral es una tarea ardua. Lo más complicado es que muchas veces el consumo ocurre sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, en cuanto alguien nos ofrece un folleto publicitario y lo tomamos. Incluso esa acción tan simple implica consumir. ¿Qué hacer? Todo empieza con un “no”. En esta ocasión, nos vamos a enfocar en el primer paso del movimiento Zero Waste, imprescindible para llevar una vida sin generar residuos. Te ayudamos a aprender cómo rechazar lo que no necesitas.
Las 5 Rs del movimiento Zero Waste
Rechazar, Reducir, Reutilizar, Reciclar y Compostar (Rot)… ¿seguro que ya te suenan verdad? Las 5 Rs del movimiento Zero Waste son la base de esta filosofía de vida. Bea Johnson fue una de las pioneras del Residuo Cero y quien elaboró esta sencilla regla que facilita la incorporación del residuo cero en nuestro día a día. Y no es casualidad que ‘’Rechazar’’ sea la primera R, pues es el primer peldaño hacía una vida más sostenible y quizás uno de los más difíciles.
Rechazar es aprender a decir que no. Rechazar es preguntarte antes de consumir: ¿realmente lo necesito? Muy probablemente la respuesta sea negativa, así que no temas en ser tajante en tu decisión.
Consumir más de la cuenta no ocurre únicamente en un establecimiento comercial. Estamos consumiendo desde el momento en el que salimos de casa y nos dan un tríptico publicitario en la esquina, cogemos una tarjeta de visita en el dentista, solicitamos una bolsa de plástico para guardar la compra o tomamos de buen grado el ticket de pago. Esas adquisiciones de las que apenas nos percatamos podrían rechazarse, evitando así que aquello que es innecesario entre en nuestra casa.
Rechazar afecta al entorno que nos rodea
Cada artículo que aceptamos implica que la demanda aumente y, por ende, se fabrique más. Esta es la premisa de la que parte el libro ‘Residuo Cero en casa’ de Bea Johnson, considerado prácticamente la Biblia del movimiento Zero Waste. Entonces, por ejemplo, si no decimos no a una pajita para nuestra bebida, de manera implícita estamos pidiendo que se fabriquen más.
Lo mismo ocurre si nos llevamos los artículos de aseo de la habitación de nuestro hotel. En algún lugar del mundo, deberá extraerse más petróleo para producir un recambio. ¿Qué hay de los folletos publicitarios que no rechazamos? De nuevo, un nuevo árbol deberá talarse para generar más y más papel. La lista de ejemplos podría continuar, pero seguro que has cogido la idea, ¿verdad?
Aprende a decir no a estas 4 categorías de artículos
Tal y como hemos manifestado anteriormente, consumir no es sinónimo exclusivamente de comprar, dado que hay muchas otras formas de consumo. Para evitar que se cuele en tu hogar un residuo en potencia, aprende a rechazarlo. He aquí cuatro categorías de artículos que deberías negarte a aceptar:
1. Plásticos desechables
Los plásticos de un solo uso (SUPs, por sus siglas en inglés) tienen desastrosas consecuencias para el medioambiente. Son aquellos envases inútiles que utilizamos durante no más de 30 segundos y, posteriormente, acaban en la basura. Nos referimos, por ejemplo, a los envoltorios de la fruta, de los snacks, las tapas, los vasos de café para llevar, las pajitas, etc. La solución no pasa por el reciclaje, pues, de hecho, según estadísticas de la ONU, tan solo el 9 % de los varios miles de millones de toneladas de plástico que se generan al año en el mundo se recicla. Además, es precisamente este tipo de plásticos la antesala de la contaminación de océanos y mares. ¿Cómo decir que no a los plásticos desechables? Solo necesitas un poco de planificación y echar mano del tercer punto de la filosofía Zero Waste: la reutilización.
2. Obsequios y regalos
Sabemos que es complicado decir que no a un obsequio y, en general, a cualquier artículo que nos ofrezcan gratis. En esta categoría entrarían aquellas muestras que nos brindan al adquirir algo, un recuerdo por asistir a un evento o una conferencia, etc. Siendo honestos, vas a necesitar mucha fuerza de voluntad para rechazar un regalo que no requiere una contrapartida. No obstante, ¿sabes en qué se traduce ese bolígrafo que te están dando de manera gratuita? En un impacto medioambiental evitable y en acumulación de objetos, con el desorden que ello conlleva (y no hay nada como llevar un estilo de vida minimalista).
3. Correo no deseado y publicidad
La ingente cantidad de folletos publicitarios que cada día recibimos en nuestro buzón y a los que no hacemos ni caso tiene un coste muy alto: la deforestación de bosques. Pregúntate qué puedes hacer para dejar de recibir tanto correo basura. Por ejemplo, solicitar a tu banco que te envíe los extractos por email o, incluso, colocar un cartel en tu buzón que disuada de dejar publicidad en él. Si necesitas más ideas, aquí encontrarás nuestras 8 ideas para reducir el correo postal.
4. Acciones poco sostenibles
Aparte de lo mencionado anteriormente, hay mucho más que puedes hacer para seguir el primer paso de la filosofía Zero Waste. Rechazar también implica decir adiós a acciones poco sostenibles como utilizar envoltorios para los snacks o aceptar tarjetas de visita que, probablemente, nunca vas a mirar. Estas prácticas individuales que van transformándose en acciones colectivas son muy importantes. Por ejemplo, si todos nos pusiéramos de acuerdo en no aceptar el ticket de la compra o las facturas en papel, muy posiblemente dejarían de ofrecerse.
Rechazar no es tener mala educación
Socialmente está mal visto decir que no a algo que nos están ofreciendo con buena intención. Nos cuesta rechazar porque nos parece de mala educación. Sin embargo, al final todo es cuestión de cómo articular las palabras. Un “lo siento, pero” acompañado de una sonrisa nunca fallará a la hora de negarnos a recibir una tarjeta de presentación o cualquier catálogo que nos deseen entregar. “Lo siento, pero no estoy interesado” o “Lo siento, pero ya tengo demasiados en casa” podrían ser algunas fórmulas.
Expresar nuestro sentir con educación y agradecimiento normalmente es comprendido a la primera por el interlocutor. Eso sí, para evitar estos momentos incómodos, siempre podemos apostar por la prevención, es decir, por prácticas como solicitar que eliminen nuestros datos del listado de destinatarios de correos promocionales.
Y tú, ¿sabes decir no a lo innecesario? ¡Cuéntanos en los comentarios tus estrategias!