Las últimas noticias son bastante elocuentes al respecto: desastres naturales como los numerosos incendios que han tenido lugar por todo el mundo, la borrasca Gloria en España y declarado (por fin) el estado de ‘’emergencia climática y ambiental’’ en España. El cambio climático ya era una realidad y parece que ahora estamos despertando. Pero ¿estamos a tiempo de solucionar o, por lo menos, frenar, los efectos de esta crisis medioambiental? ¿Qué podemos hacer nosotros a nivel individual?
Hace años que se habla del cambio climático. Personalmente siempre he tenido una preocupación especial por estos temas y siempre he tratado de hacer lo posible a nivel individual. Es del todo normal que nos asalten dudas sobre si lo que hacemos tiene sentido si nadie más hace nada al respecto o si ni siquiera los gobiernos se toman el asunto en serio. Pero soy de las que piensan que, si hay algo que puedo hacer para mejorar el mundo, aunque sea mínimamente, tengo que hacerlo. Y es por ello por lo que empecé en el zero waste.
Si os faltan razones para dar el cambio y vivir de forma más sostenible, aunque sea solo en pequeños ámbitos de vuestra vida diaria, aquí quiero compartir con vosotros algunos beneficios tanto a nivel medioambiental, como emocional y personal, que os puede aportar dar este cambio de mentalidad y de estilo de vida.
- El primer beneficio a nivel medioambiental más evidente es que reduces el uso de plásticos de un solo uso, con lo que ya estás contribuyendo de entrada a reducir la contaminación por plástico. Pero, además, el beneficio ambiental es mucho mayor ya que reduciendo la demanda de estos productos, disminuye la oferta y, en consecuencia, la huella de carbono de producir millones y millones de productos plásticos de un solo uso que incluye desde la extracción de la materia prima (petróleo) hasta su fabricación, transporte, etc.
- Zero Waste y Minimalismo van de la mano: empiezas a consumir menos y te das cuenta de que no necesitas tanto para ser feliz. Pasas a comprar solo lo que necesitas, a reutilizar y reusar cosas que ya tenías, lo que a largo plazo te hace ahorrar bastante dinero.
- Simplificas enormemente tu vida, que ya es mucho decir.
- Comes mucho mejor: al eliminar de tu vida los productos envasados, reduces también la cantidad de alimentos procesados que ingieres ya que estos siempre vienen envasados en plástico. Así, pasas a consumir alimentos frescos y a granel, cuya calidad es mucho mayor. También, al hacerte tú mismo la comida (por ejemplo, en mi caso, el hummus, las hamburguesas veggies, la leche vegetal, etc.), sabes perfectamente qué estás comiendo y con qué ingredientes está hecho, asegurándote de que no lleva conservantes, aditivos, azúcares u otras cosas ‘’raras’’.
- Como consecuencia de ello he de decir que también me enfermo mucho menos que antes.
- Pasas a ser mucho más consciente del impacto de tus acciones en el planeta cuando te das cuenta de la cantidad de residuos que generas a diario y de que la mayoría de ellos no se van a reciclar.
- Te sientes realizado a nivel personal pues sientes que estás haciendo algo por el planeta, por la sociedad y por el bienestar de todos.
- Influyes, directa e indirectamente, en familiares y amigos a llevar un estilo de vida más sostenible. Y es así, poco a poco y entre todos, que podemos conseguir un mundo sin (o con menos) residuos.
Cuando hablo sobre este tema mucha gente me comenta, con muy buena intención, que ellos ‘’ya reciclan’’. Y está muy bien, pero debemos tener claro que la solución NO es reciclar más o mejor. La raíz del problema reside en nuestro consumo irresponsable y excesivo de los recursos, que es insostenible a corto y largo plazo. Mientras sigamos consumiendo por encima de nuestras posibilidades y no exista un sistema de gestión de residuos capaz de hacer frente a toda esa basura, reciclar nunca será la solución; en su lugar, necesitamos hacer un cambio de ‘’chip’’ y de mentalidad.
¿Te animas a intentar ser algo más zero waster?