En los últimos años ha crecido la preocupación por la presencia de microplásticos en el medio, partículas que terminamos ingiriendo y que terminan en nuestro cuerpo y nuestros órganos. Ahora, diversos estudios demuestran que estos microplásticos se encuentran hasta en el agua embotellada, una opción que mucha gente consume al considerarla una alternativa »más segura» y »más pura»… ¡Y resulta que suele contener más microplásticos que el agua del grifo!
¿Hay microplásticos en el agua embotellada?
En otros artículos ya os hemos contado que los microplásticos son partículas plásticas diminutas, casi imperceptibles, de menos de 5 milímetros, que llegan a nuestros océanos, ríos, lagos y fuentes de agua potable a través de residuos mal gestionados, procesos industriales o incluso mediante el lavado de ropa sintética.
Todos los seres vivos, incluidos los humanos, terminamos ingiriendo estos microplásticos, que ya se han encontrado incluso en la sangre y en la placenta.
Pero lo que mucha gente se pregunta es si hay microplásticos en el agua embotellada. Y la respuesta corta es: sí. Y en cantidades preocupantes.
Un estudio realizado por la Universidad Estatal de Nueva York en Fredonia (Mason et al., 2018), y divulgado por la organización Orb Media en el informe Plus Plastic, analizó 259 botellas de agua de 11 marcas líderes vendidas en nueve países. El resultado: el 93% de las muestras contenía microplásticos. En promedio, se encontraron 10 partículas por litro de más de 100 micrones y muchas más (314,6 por litro) de menor tamaño.
En algunas muestras individuales, se detectaron hasta 10.000 partículas por litro, incluyendo partículas de menos de 100 micrones.

¿De dónde provienen los microplásticos en el agua?
Principalmente, del propio envase de plástico y del proceso de embotellado. Al abrir y cerrar la tapa, pequeñas fibras y fragmentos pueden desprenderse, contaminando el agua. También se ha detectado contaminación durante la fabricación y el llenado de las botellas.
Efectos de los microplásticos en la salud humana
Aunque es un tema relativamente reciente y muchas investigaciones todavía siguen en curso, los científicos ya alertan sobre los riesgos potenciales que beber agua con microplásticos puede tener en la salud.
- Pueden actuar como vectores de contaminantes químicos y metales pesados.
- Algunos estudios en animales indican efectos sobre el sistema digestivo y reproductivo.
- Aún no hay consenso sobre los efectos a largo plazo en humanos, pero la bioacumulación es una preocupación creciente.
Por ello, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han señalado la necesidad de seguir investigando al respecto.

Contaminación del agua por microplásticos en otros entornos
El problema no se limita al agua embotellada. Estudios como el de Kosuth et al. (2018) revelan que el 83% del agua del grifo en el mundo contiene microplásticos. También se han encontrado microplásticos en el hielo del Ártico, en los océanos más profundos, en ríos europeos e incluso en plantas que consumimos, al absorber partículas a través de las raíces.
Además, se han detectado microplásticos en productos como la sal marina y el marisco, dos alimentos que provienen directamente del entorno marino. Diversos estudios han hallado fibras plásticas en muestras de sal de mesa recolectadas en múltiples países. El consumo frecuente de estos productos podría suponer una vía de exposición continua a estas partículas.
En el caso del marisco, se ha comprobado que los microplásticos pueden acumularse en los tejidos blandos de moluscos como mejillones y ostras, los cuales se consumen enteros, aumentando así la probabilidad de ingesta humana.
¿Qué podemos hacer como consumidores?
Aunque no podemos eliminar por completo la exposición a los microplásticos, sí podemos tomar medidas para reducirla. Una de las acciones más efectivas es evitar el uso habitual de agua embotellada y optar en su lugar por instalar filtros de alta calidad en casa. También resulta recomendable utilizar envases reutilizables fabricados con materiales como el acero inoxidable o el vidrio, en lugar de recurrir constantemente al plástico.
Además, es importante apoyar legislaciones que regulen y limiten el uso de plásticos de un solo uso, así como exigir a las marcas mayor transparencia e inversión en investigación sobre el contenido y la seguridad de sus productos. Solo con una ciudadanía informada y exigente podremos impulsar cambios reales en la industria y reducir la presencia de microplásticos en nuestro entorno.
Como vemos, la presencia de microplásticos en el agua embotellada es un problema real, respaldado por datos científicos. Aunque no siempre visibles, estas diminutas partículas representan una amenaza potencial tanto para nuestra salud como para el medioambiente. Informarnos y actuar como consumidores responsables puede marcar una gran diferencia.
Referencias
- Mason, S. A., Welch, V. G., & Neratko, J. (2018). Synthetic Polymer Contamination in Bottled Water. Frontiers in Chemistry. Estudio divulgado por Orb Media en el informe Plus Plastic.
- Kosuth, M., Mason, S. A., & Wattenberg, E. V. (2018). Anthropogenic contamination of tap water, beer, and sea salt. PLOS ONE.
- WHO (2019). Microplastics in drinking-water. Organización Mundial de la Salud.
- EFSA (2016). Presence of microplastics and nanoplastics in food, with particular focus on seafood.