Los ftalatos están presentes en nuestra vida diaria, aunque muchas veces no seamos conscientes de ello. Estos compuestos químicos, conocidos también como ésteres del ácido ftálico, son ampliamente utilizados por la industria como plastificadores para aportar flexibilidad, resistencia y durabilidad a los plásticos. Pero ¿qué son exactamente los ftalatos y por qué se consideran potencialmente peligrosos para la salud humana?
Ftalatos: ¿qué son y Para qué Sirven?
Cuando hablamos de ftalatos, nos referimos a un grupo de más de 80 compuestos sintéticos empleados principalmente en la fabricación de plásticos flexibles, especialmente PVC (policloruro de vinilo).
En esencia, los ftalatos sirven para ablandar los materiales, haciéndolos más moldeables. Se utilizan también en cosmética, pinturas, barnices y productos de cuidado personal, donde actúan como fijadores o disolventes.
¿Dónde se Encuentran los Ftalatos?
Los ftalatos se encuentran en multitud de productos de uso cotidiano:
- Envases de alimentos y botellas de plástico. Por ejemplo, bandejas de plástico donde se almacena comida preparada, films de plástico, botellas de agua o refrescos.
- Películas adhesivas, juguetes y materiales de papelería de plástico.
- Productos de aseo personal: perfumes, cremas, champú o esmalte de uñas.
- Material médico, como tubos o bolsas intravenosas.
- Pinturas, suelos vinílicos y textiles con recubrimientos plásticos.
La exposición a estos compuestos puede producirse por inhalación, contacto con la piel o ingestión de alimentos contaminados, de ahí que cada vez más personas estén preocupadas por la presencia de ftalatos en los alimentos que comemos.

Ftalatos y salud: los Disruptores Endocrinos Silenciosos
Pero, ¿qué hacen los ftalatos en nuestro cuerpo?
Los ftalatos se clasifican como disruptores endocrinos, ya que pueden interferir con el sistema hormonal del organismo. Diversos estudios han relacionado la exposición a ciertos ftalatos (como DEHP, DBP o BBP) con alteraciones en la fertilidad, desarrollo infantil y metabolismo.
Un metaanálisis publicado en Environmental Health Perspectives (Hauser & Calafat, 2005) confirmó que los efectos en la salud de los ftalatos van desde disfunciones hormonales y reducción de la testosterona, hasta alteraciones en el desarrollo reproductivo masculino.
Otros trabajos recientes (Martínez-Argüelles et al., 2021, Frontiers in Endocrinology) destacan su implicación en el aumento del riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y trastornos tiroideos.
Además, se ha encontrado que las mujeres suelen presentar mayores niveles de ftalatos que los hombres, debido al uso de productos que contienen ftalatos en cosmética, como cremas, lociones, perfumes, geles para el cabello y demás. Un estudio de Sathyanarayana et al. (2008, Environmental Health Perspectives) mostró niveles urinarios significativamente más altos en mujeres usuarias de perfumes y cremas.
Ftalatos en Plásticos y en Alimentos
De entre todos, los ftalatos en plásticos son motivo de especial preocupación, sobre todo cuando estos materiales están en contacto con alimentos. En Europa, la Comisión Europea ha establecido límites específicos de migración para evitar que estas sustancias contaminen la comida.
La Directiva 2007/19/EC, que modifica la 2002/72/EC, regula los materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos. Esta norma establece límites específicos de migración (SML) para varios ftalatos, entre ellos DEHP, DBP, BBP, DINP y DIDP, con valores máximos comprendidos entre 0,05% y 0,1% del peso total del material. Además, impone que los ftalatos no incluidos en la lista positiva solo puedan utilizarse en capas no destinadas a estar en contacto directo con los alimentos, siempre que exista una barrera funcional que impida su transferencia.
Asimismo, la directiva prohíbe el uso de compuestos clasificados como CMR (Carcinogénicos, Mutágenos o Tóxicos para la Reproducción) en cualquier parte del material que pueda entrar en contacto con los alimentos. Estas restricciones buscan minimizar la exposición humana a los ftalatos y garantizar que los envases plásticos sean seguros para el consumo.
A pesar de esta regulación, diversos estudios (como Tsumura et al., 2001, Food Additives and Contaminants) han detectado ftalatos en alimentos procesados o envasados, lo que indica que la migración puede ocurrir incluso bajo condiciones controladas de temperatura y tiempo.

PFAS y Ftalatos: una Preocupación Compartida
Los PFAS y los ftalatos son dos familias de contaminantes químicos persistentes con efectos similares: resistencia a la degradación y bioacumulación en el organismo.
Ambos se asocian con alteraciones endocrinas y metabólicas, además de posibles efectos carcinogénicos.
Hacia un Futuro sin Ftalatos
Y aunque parezca que los ftalatos están en todas partes, reducir la exposición a estos compuestos es posible.
¿Cómo? Eligiendo productos sin ftalatos:
- Preferir los envases de vidrio, papel, cartón o acero inoxidable en alimentos. En nuestra categoría de Alimentación encontrarás multitud de alimentos envasados sin plástico.
- Optar por cosméticos naturales certificados. Desde champús sólidos, cremas, jabones… En Cero Residuo tenemos todo lo que necesitas para reducir tu exposición a cosméticos con ftalatos.
- En la cocina, reducir tóxicos, usando tuppers de vidrio, envoltorios de tela, acero inoxidable…
Una mayor regulación por parte de gobiernos e instituciones y una mayor concienciación social impulsarán a la industria hacia alternativas más seguras. Mientras tanto, puedes elegir mejor con nuestras alternativas.
Referencias
- Hauser, R., & Calafat, A. M. (2005). Phthalates and human health. Environmental Health Perspectives, 113(6), 1027-1035.
- Martínez-Argüelles, D. B., et al. (2021). Endocrine disrupting effects of phthalates on metabolic health. Frontiers in Endocrinology.
- Sathyanarayana, S. et al. (2008). Baby care products: possible sources of infant phthalate exposure. Environmental Health Perspectives, 116(7), 1029–1035.
- Tsumura, Y., et al. (2001). Migration of phthalates from PVC products into foods. Food Additives and Contaminants, 18(6), 487–494.
- European Union (2007). Commission Directive 2007/19/EC.




