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pinza agarrando microplásticos

Cada vez que usamos y lavamos nuestra ropa, especialmente la sintética, liberamos al medio ambiente millones de microfibras plásticas, conocidas como microplásticos. Estas diminutas partículas, de menos de cinco milímetros, proceden de tejidos como el poliéster, el nailon o el elastano. Aunque hoy en día hay muchas marcas que promueven la sostenibilidad mediante el uso de plástico reciclado, la realidad es más compleja: los microplásticos en la ropa representan una amenaza silenciosa tanto para el planeta como para la salud humana.

Microplásticos en la ropa: ¿Cómo afectan al medio ambiente?

Lo primero que se nos viene a la mente cuando pensamos en ropa hecha con plástico es el impacto medioambiental de estas microfibras textiles. Y es que cada vez que lavamos ropa sintética, con la fricción de la lavadora y especialmente de la secadora, se liberan miles de partículas que, al ser tan pequeñas, escapan a los sistemas de filtrado convencionales.

Estas fibras acaban en ríos, lagos y océanos, donde se incorporan a la cadena alimentaria. Numerosos estudios han encontrado microplásticos en peces, moluscos, aves y hasta en el agua potable. Como los acabamos ingiriendo, hoy en día varios análisis ya han encontrado microplásticos en el cuerpo humano, en la sangre e incluso en la placenta.

De hecho, se estima que los textiles son responsables de alrededor del 35 % de todos los microplásticos que contaminan los océanos del mundo. Además, al degradarse lentamente, estas fibras pueden liberar aditivos tóxicos en el entorno, afectando tanto a los ecosistemas como a la biodiversidad.

Ropa sintética: una fuente oculta de químicos

Los textiles sintéticos son, hoy en día, ampliamente utilizados en la industria de la moda. La mayor parte de la ropa que usamos (desde ropa interior, ropa de deporte, así como ropa de baño) está hecha con fibras sintéticas, como el poliéster, que son derivados del petróleo. En concreto, este tipo de textiles suponen un 68,2% del total fabricado.

Estos textiles suelen incorporar entre un 10 % y un 70 % de plastificantes como ftalatos y bisfenoles, que mejoran la elasticidad y la textura del tejido. Además, contienen una larga lista de aditivos como retardantes de llama, colorantes, surfactantes y recubrimientos impermeables, muchos de ellos con potencial tóxico.

La Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) estima que más de 10.000 sustancias químicas se emplean en la fabricación textil. De estas, 2.400 generan preocupación por sus efectos sobre la salud y al menos 60 se han relacionado con enfermedades como trastornos de tiroides, infertilidad, diabetes y ciertos tipos de cáncer. Según datos recientes, la ropa reciclada (aunque mejor para el medio ambiente al no emplear plástico virgen), no está exenta de estos compuestos; al reutilizar plásticos ya contaminados, se perpetúan los mismos riesgos.

Un estudio publicado en Environmental Science & Technology analizó 77 prendas de vestir, incluidas de uso infantil, y detectó bisfenol A (BPA) en el 82 % de las muestras, con una concentración media de 366 ng/g. También se hallaron bisfenol S (BPS) en el 53 % y benzofenona‑3 en el 70 %, todas ellas sustancias con efectos disruptivos para el sistema endocrino. Las cifras resultan aún más alarmantes en prendas como medias infantiles, donde el BPA alcanzó concentraciones de hasta 13.300 ng/g, lo que podría derivar en una exposición dérmica de 7.280 pg/kg/día.

Impactos en la salud humana

La preocupación por los microplásticos en la ropa no es únicamente ambiental. Las fibras liberadas durante el uso y el lavado de prendas pueden permanecer suspendidas en el aire e inhalarse fácilmente. Esta exposición puede ser crónica y tiene efectos todavía no del todo conocidos.

Los aditivos químicos presentes en los tejidos —como los bisfenoles y ftalatos— son conocidos disruptores endocrinos. A través del contacto con la piel o la inhalación, pueden alterar el funcionamiento hormonal y contribuir al desarrollo de enfermedades a largo plazo. Además, las fibras plásticas también generan inflamación, estrés oxidativo y alteraciones en la respuesta inmunitaria, según han documentado diversos estudios toxicológicos en células humanas.

Los bebés son particularmente vulnerables. Se ha calculado que un niño menor de seis meses puede inhalar el doble de microfibras que un adulto y llegar a ingerir hasta doce veces más debido a su comportamiento (gatear, chupar la ropa, estar en contacto constante con mantas y textiles). Esto plantea un riesgo considerable para su desarrollo, dado que sus órganos y sistemas están en plena formación.

lavadora con microplásticos

¿Qué sucede con la ropa hecha con plástico reciclado? Ventajas ambientales vs peligros químicos

La moda sostenible ha promovido el uso de plástico reciclado, como el poliéster PET, como alternativa ecológica. Esta opción reduce la necesidad de nuevos recursos fósiles y la huella de carbono asociada a la producción textil. Además, se reduce la contaminación por plástico al darle una segunda vida al plástico post-consumo o incluso al plástico recogido del mar.

Sin embargo, el reciclaje no elimina los riesgos químicos: las fibras reutilizadas retienen los aditivos tóxicos presentes en los plásticos originales y continúan liberando microplásticos en cada lavado.

Este dilema resalta una contradicción: una prenda puede ser “sostenible” desde el punto de vista del ciclo de vida del producto, pero peligrosa para nuestra salud.

Consejos para reducir nuestra exposición a microplásticos

La mejor manera de reducir la exposición a microplásticos y a sustancias tóxicas es optar por ropa sin plástico, elaborada con fibras naturales como el algodón orgánico, el lino, la lana, la seda o incluso el hilo de soja. Es importante asegurarse de que estas prendas no tengan acabados sintéticos ni tratamientos impermeables o antiarrugas, ya que pueden incluir los mismos compuestos peligrosos que pretendemos evitar.

En casa, se pueden tomar medidas para minimizar la liberación de microfibras: utilizar bolsas de lavado especiales como Guppyfriend, instalar filtros en las lavadoras, evitar suavizantes y secar la ropa al aire libre en lugar de usar secadoras.

A nivel de consumo, lo más responsable es reducir la cantidad de ropa que compramos, priorizar la calidad y durabilidad de las prendas, y apoyar marcas que promuevan la transparencia y el uso de materiales verdaderamente seguros.

Referencias

  1. Eljarrat, E. (2023). Consumo responsable de ropa: sabemos cuánta se recicla y cómo contamina. Agencia SINC. https://www.agenciasinc.es/Reportajes/Consumo-responsable-de-ropa-sabemos-cuanta-se-recicla-y-como-contamina
  2. Xue, J. et al. (2017). Bisphenols, Benzophenones, and Bisphenol A Diglycidyl Ethers in Textiles and Infant Clothing. Environmental Science & Technology. https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acs.est.7b00701
  3. ECHA (European Chemicals Agency). Chemicals in textiles. https://echa.europa.eu
  4. Gavigan, J. et al. (2020). Synthetic microfiber emissions to land rival those to waterbodies and are growing. PLoS ONE. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0237839
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