El impacto de los microplásticos en el medio ambiente ya es bien conocido, pero en los últimos años su presencia en el cuerpo humano ha despertado una creciente preocupación científica. Después de haber sido detectados en la sangre, los pulmones y la leche materna, nuevos estudios han confirmado un hallazgo aún más alarmante: microplásticos en la placenta.

¿Cómo llegan los microplásticos a la placenta?
Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico de menos de 5 milímetros, que provienen de la degradación de objetos de plástico que se encuentran en el medio ambiente, y que pueden entrar en nuestro organismo a través de diversas vías. La inhalación del aire o el consumo de alimentos y agua contaminados son algunas de ellas.
Una vez en el cuerpo, estas diminutas partículas pueden circular por el torrente sanguíneo y alcanzar tejidos y órganos esenciales. Uno de estos órganos, clave durante el embarazo, es la placenta.
La placenta es el órgano que nutre y protege al feto durante la gestación. Por su función de filtro entre la madre y el bebé, se creía que estaba relativamente aislada de contaminantes externos. Sin embargo, esta percepción ha cambiado radicalmente tras el descubrimiento de microplásticos en placenta humana.
Microplásticos en la placenta: Primeros hallazgos
En diciembre de 2020 se publicó el estudio Plasticenta: First evidence of microplastics in human placenta, marcando un antes y un después en la investigación sobre la exposición prenatal a contaminantes. En esta investigación se analizaron seis placentas humanas y se encontraron fragmentos de microplásticos en cuatro de ellas. Las partículas fueron localizadas tanto en el lado fetal (5 partículas), como en el lado materno (4 partículas) y en las membranas corioamnióticas (3 partículas), sumando un total de 12 fragmentos.
Estas partículas, de entre 5 y 10 micrómetros de tamaño, presentaban formas esféricas o irregulares, y fueron analizadas para determinar tanto su morfología como su composición química. Todas estaban pigmentadas: tres se identificaron como polipropileno teñido (un polímero termoplástico muy utilizado), y las otras nueve contenían pigmentos empleados habitualmente en productos como pinturas, adhesivos, recubrimientos, yesos, pinturas de dedos, polímeros y cosméticos.
Este hallazgo es de gran preocupación, ya que indica que el bebé en desarrollo podría estar expuesto a compuestos plásticos desde las primeras etapas de la vida, con posibles implicaciones aún desconocidas para su salud.
Nuevas investigaciones: Microplásticos en todas las placentas analizadas
Más recientemente, un estudio publicado en 2024 dio un paso más allá al analizar 62 placentas humanas. El resultado fue aún más inquietante: se encontraron microplásticos en todas las muestras analizadas. El polietileno (empleado habitualmente en la fabricación de bolsas y botellas de plástico) representó el 54% de los microplásticos detectados.
Además, un 10% correspondía a cloruro de polivinilo (PVC), un material que contiene cloruro de vinilo, una sustancia química tóxica y clasificada como carcinógena. Este tipo de polímero plantea preocupaciones adicionales por su potencial impacto en la salud, sobre todo en contextos tan sensibles como el desarrollo fetal.
Estos resultados refuerzan la idea de que la exposición a microplásticos no es un hecho aislado, sino una realidad cotidiana que afecta incluso a los entornos más protegidos del cuerpo humano.
¿Qué riesgos representan los microplásticos en placenta?
Aunque aún no se conocen con exactitud los efectos a largo plazo de los microplásticos en la placenta, los científicos sospechan que podrían interferir con funciones críticas del embarazo, como el intercambio de nutrientes, el equilibrio hormonal y la respuesta inmunológica. Además, muchos microplásticos contienen aditivos químicos o pueden actuar como portadores de contaminantes tóxicos, lo que agrava aún más su posible impacto en la salud del feto.
La evidencia actual no permite establecer conclusiones definitivas, pero sí resalta la necesidad urgente de seguir investigando y, sobre todo, de reducir nuestra exposición a estas partículas en la medida de lo posible.

¿Qué podemos hacer como consumidores?
Aunque evitar completamente los microplásticos es prácticamente imposible en el mundo moderno, hay acciones que podemos tomar para reducir nuestra exposición:
- Evitar productos de un solo uso, especialmente los plásticos.
- Elegir envases reutilizables de vidrio o acero inoxidable.
- Consumir alimentos frescos y sin procesar, evitando en lo posible los envasados en plástico.
- Usar filtros en la lavadora para minimizar la liberación de microfibras sintéticas.
- Informarse y exigir medidas a las instituciones para frenar la contaminación por plásticos.
La detección de microplásticos en la placenta representa un serio llamado de atención sobre el alcance de la contaminación plástica en nuestro entorno y nuestra salud. A medida que la ciencia avanza y desvela nuevas evidencias, también crece nuestra responsabilidad como sociedad para reducir el uso de plásticos y exigir soluciones sostenibles.
Referencias
- Plasticenta: First evidence of microplastics in human placenta. PubMed – https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33395930/
- New study finds microplastics in all human placentas tested. Environmental Health News – https://www.ehn.org/microplastics-found-in-placentas